Nada pasa por casualidad

¡Qué raro y maravilloso es ese fugaz instante en el que nos damos cuenta de que hemos descubierto un amigo!
William Rotsler


Y eso es lo que me pasó a mi con mi amigo Ricardo Aguilar cierto día que lo tengo grabado a fuego en mi corazón.



Hoy ha sido un día triste,  la democracia se ha tambaleado y ha imperado durante todo el día el terror. Un día en que unos locos han causado muchas muertes en Bruselas y que me han hecho replantearme muchas cosas, como que es importante, que es urgente, que no debo olvidar y porqué debo luchar... la libertad, el amor, mis hijos, mis amigos... un día en que lo más reconfortante ha sido  mirar al cielo y encomendarse a Dios, o como en mi caso a mi nueva revelación: Juan XXIII el Papa de la Paz, que cosas estas del azar...  y además precisamente esta mañana me han recomendado su encíclica "Pacem in terris" ... algo sobrenatural nos ronda...

Como de costumbre hemos ido al Mudarra a tomarnos el café de casi todas las tardes, pero hoy no ha sido un día normal, no ha pedido un café, hoy quería una cervecita, y tampoco ha sido él el que me ha dado lecciones como es habitual. Hoy he hablado yo.

Ricardo es un  gran amigo mío al que quiero desde lo más profundo de mi corazón, a él y a toda su maravillosa familia, empezando por la santa de su mujer, mi querida Araceli , pasando por Ricardo hijo y Juan Manuel para terminar por Carlos, el más pequeño de la familia. No tengo que explicar porqué le tengo tantísimo cariño, porque cualquiera que conozca a Ricardo puede sentir lo mismo.

Hoy ha salido en el períodico, con foto incluida, he leido el artículo en el Mudarra, en voz alta para mi padre.



Después de leer con orgullo el artículo he recordado aquéllos días de dolor para Ricardo y no menciona, ni entre líneas, esa amargura que él sintió cuando lo obligaron a separarse de su Virgen de los Dolores dejando de ser capataz después de 30 años.

Lo pusieron entre la espada y la pared, se quedaría si aceptaba unas condiciones más cerca del fascismo que de la democracia que viviamos en pleno siglo XXI y lógicamente no aceptó, porque por encima de nosotros mismos siempre está la dignidad de la persona.

Lo recuerdo dolido, nunca con odio, nunca con rencor, siempre con consternación, con desconcierto, no comprendiendo el porqué de esa situación.

Siempre he empatizado con las cosas de mi Ricardo tal vez porque lo quiera muchísimo, y cuando hablaba con él, en aquélla época, para mitigar su dolor, yo le decía: Las cosas no pasan por casualidad, cuando una puerta se cierra siempre es por alguna razón y se abrirá una ventana siempre para mejor... eran las palabras de consuelo que me salian... 

Tenemos un amigo común que siendo capataz en nuestro pueblo, le ocurrió una cosa parecida y ahora es capataz en Sevilla de una imagen muy venerada de la madrugá. Para él también se cerró una puerta y se abrió una ventana maravillosa.

Un día le recordé que a él podía pasarle lo mismo, que nunca se sabe porqué pasan las cosas y que no se preocupara que posiblemente habría otra Virgen esperando para que él la levantara.

Recuerdo perfectamente ese día, tenía los ojos llorosos y me dijo: NO quiero otra, ella es mi Virgen es mi madre, la quiero a ella, llevo con ella toda mi vida, desde los 13 años soy capataz, no puedo renunciar a ella, despues de tantos años, por nada ni por nadie. 

Entonces entendí que sus males no tendrían remedio, porque ese hueco nunca lo repondría otra Virgen...no era cuestión de "imagen de madera" era cuestión de amor y de sentimientos,

Me sentí tan impotente ese día que el cuerpo me pidió hacer pegatinas para el día de la procesión de la Virgen de los Dolores y mientras él repartía estampitas con la imagen de la Virgen yo daba pegatinas a todo aquél que me lo pedía...me sentía orgullosa de hacerlo y orgullosa de ese amor tan grande que Ricardo procesa por la Virgen de los Dolores, desde ese día tengo en "mi altar" mi pegatina con su virgen.


Pero los caminos de Dios son inescrutables y ese amor tan grande no podía separarse y ahora no es el capataz, es el Hermano Mayor, quizás desde arriba le hayan encomendado otro cometido al lado de su otra madre, la del cielo, la madre de Dios, la madre de todos.

Se merecía este artículo, desde hace muchos años, por ese amor tan incondicional, tan grande y tan puro.

Te quiero Ricardo, ya te lo he dicho esta mañana, estoy muy orgullosa de ti, y de tenerte como amigo, como Amigo con mayúsculas.


http://el-farola.blogspot.com.es/2012/07/carta-de-nuestro-capataz-ricardo.html