¿Dónde estais...que os siento aquí?

La muerte no existe, la gente sólo se muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo.
Isabel Allende



Pocas veces no protesto por tener que hacer de taxista..quizás sea éste el único día en que voy de buen agrado haciendo esta excursión...porque, realmente para mi, es una excursión.

Hoy es el día de todos los santos, es un día mucho más bonito para visitar a nuestro difuntos. Vamos, de nicho en nicho, las tres, mi tía, mi madre y yo...ahora a éste y ahora a aquél... 

Andamos por el cementerio, como de visita, a ver a todos los seres que han significado algo en sus vidas.



Mis abuelos, desde hace un año, ya no reposan en ningún cementerio, una parte de ellos están junto a un limonero en el campo, en un árbol donde mis hijos siguen jugando...y la otra parte, no la digo porque prefiero guardar el secreto.

Ahora las visitas familiares al cementerio son para mis abuelos paternos y para mi tío Valentín...


Se ponen las dos a charlar de su hermano mirando la lápida y las flores... y me parece una preciosa manera de traerlo de nuevo a sus vidas...de traerlo de nuevo, a él, a la vida.



La excursión por el cementerio te regala vistas como éstas... que te regalan una sonrisa, porque hoy no es un día triste, es un día de celebración... es un día para traer con nosotros a los que se fueron.



Para traer, al mundo de los vivos, incluso a aquéllos que parece que de verdad murieron, porque los han olvidado...


Mi tía es la que hace de Cicerone en el cementerio, ella es la que va delante guiandonos en el recorrido y mientras le hacía la foto, dice : "y ahora vamos a ver a mi amiga"... como si estuviésemos por las calles del pueblo de casa en casa...


"Tira por aquí, Belledita! que ella está aquí, en esta calle..."


y aquí estamos las tres de excursión en el cementerio...visitando a las amigas de mi tía y de mi madre, ..., y yo encantada de ver como traen, entre las dos, a sus difuntos a la vida...


Y estaban delante de esta tumba, rememorando a su amiga y trayéndola de nuevo a la vida.

Y es que la vida, al igual que la muerte, te regala algunas cosas que no tienen precio... como por ejemplo ese amor eterno que vive en nuestros corazones...esa llama que nuca se apaga.


Mi madre, como muchas de nuestras madres, y como alguna de mis amigas, perdió lo más grande: a su padre y a su madre...

Pero mi tía...mi tía perdió lo siguiente a lo más grande, mi tía perdió a su hijo, y la he escuchado suspirar, al menos en tres ocasiones hoy,  por los pasillos floreados del cementerio, disimulando... disimulando mucho... buscando una cruz que nunca existió en ese, ni en ningún otro cementerio.


¡¡Que falta nos hace algunas veces tener a un ser querido dentro de un nicho!!

...tener un sitio a donde "ir a visitar"...

¡¡¡cuantos dolores se pueden aliviar hablándole a una lápida!!!


que alivio, para algunos, es tener un lugar al que puedes ir a limpiar...para tener la excusa de tocar, un lugar que permanezca siempre en nuestra memoria... y en nuestra retina...


...que alivio se siente, en el alma,  cuando tienes un lugar, físico, donde dejar un ramo de flores como regalo.



Y ahora vamos a ver a la Emilia, Belledita!...

y sin darse cuenta la rememoran y la traen a la vida!


"La Emilia" es amiga de mi tía, de mi madre ...
y la madre de mi marío...

Y mientras la tengamos en el recuerdo, mientras la tengamos en el corazón, estoy convencida que, la traemos a la vida cada vez que nos acordamos de ella.